jueves, 22 de octubre de 2009

al pasar...

La abuela se había casado y enviudado en siete oportunidades. Enterró a su útimo esposo a los noventa años y vivió hasta los ciento quince. "El buen sueño es hermano de la supervivencia", comentaba la familia: ella se encerraba con llave en su dormitorio a las diez de la noche y aparecía, siempre radiante, bien entrado al mediodía.
Por su diario íntimo se supo que a lo largo de aquellos últimos veinticinco años por las noche, se consagraba al ardiente recuerdo de los finados, a veces de dos o mas al mismo tiempo...

-hay que seguir los pasos de la nona-